COMUNICACIÓN DEL TG AZNAR 

Barcelona 6 de mayo de 2020

Queridos amigos:

Tras más de dos meses sin vernos me dirijo de nuevo a todos vosotros, amigos de la Inspección General del Ejército y del conjunto de las Fuerzas Armadas, para seguir manteniendo el contacto, desear que con vuestras familias hayáis llevado bien el periodo de confinamiento, preparando ya la desescalada, y trasladaros una vez más mi mensaje de ánimo.

Hay entre vosotros algún militar profesional, ya en reserva o retirado, pero la gran mayoría sois civiles, aunque muchos fuisteis soldados en la etapa del Servicio Militar. Se ha criticado la “militarización” de la crisis y el que se diga que ante la pandemia, todos somos “soldados”. Pero eso es así en cierto modo, como verdad es que hay gente en primera línea, el colectivo sanitario más expuesto al “enemigo”; que hay tácticas para combatir al virus; que se precisa de una adecuada logística; que existe un esfuerzo principal y otros de apoyo, como el que prestan las Fuerzas Armadas; en fin, que es necesaria una estrategia para superar la crisis. Incido sobre esa idea: somos “soldados”, entendiendo como tal al defensor, al servidor, a la persona que combate por un objetivo común. Somos, por tanto, “soldados” de una España en lucha por un bien de interés general: la vida y la salud de nuestros conciudadanos.

Decía Schumpeter que las crisis se producen cíclicamente, en ciclos cortos cada 40 meses, medios cada 8-10 años y largos cada 40-60 años. Su teoría, dirigida fundamentalmente al mundo de la Economía, bien podríamos aplicarla a las crisis de todo tipo que vive nuestro planeta. Un economista pensará en la gran depresión del 29, en la crisis del petróleo del 73 o en la de Lehman Brothers en 2008. Un militar lo hará en la Gran Guerra del 14, la II Guerra Mundial de los 40 o la Guerra del Golfo de los 80. Un médico, sin remontarse a la peste negra del siglo XIV, pensará en la gripe de 1918, la polio de los 50, el SIDA de los 80, la gripe A de principios del XXI o el actual COVID-19. En fin, dicen que a cada generación le toca vivir sus propias crisis de ciclo largo, más o menos duraderas, pero que en todo caso hay que afrontar y superar.

¿Recordáis a nuestro corredor maratoniano? Consiguió ponerse en marcha, no lo pasó bien al principio, pero superó el “steady state” y siguió corriendo “a ritmo”, no diré que disfrutando pero, al menos, sufriendo moderadamente. ¿Habrá llegado ya al “muro” del kilómetro 35? Posiblemente sí, pero no lo sabe con certeza. Esta maratón tiene una peculiaridad: no son 42,195 kilómetros. Realmente ni él mismo sabe la distancia a recorrer; pero sigue adelante, perseverante, disciplinado… con constancia, paciencia, humildad y obediencia… que es lo que Calderón de la Barca recomendaba al aprendiz de soldado hace casi cuatro siglos. Eso es lo que un “capitán general” pediría a sus “soldados”: disciplina, energía física, fuerza mental y fortaleza moral para seguir adelante sin desfallecer.

En la Academia General Militar se educa a los Cadetes para que afronten y superen “situaciones adversas y cambiantes”, y éstos siempre asumen, con no pocas dosis de buen humor, que “cualquier situación, por mala que sea, siempre es susceptible de empeorar”. Ahí estamos los Ejércitos de Tierra, Armada y Aire, y la Unidad Militar de Emergencias: comprometidos en la Operación BALMIS, si bien ahora con un perfil operativo más bajo, extrayendo lecciones aprendidas y preparando planes de contingencia para un posible rebrote de la pandemia en otoño.

Ahí estamos los españoles, en ese estado de incertidumbre sobre el futuro pero sin perder la alegría y el optimismo. Así debemos seguir, más cohesionados como nación, con confianza en nuestras capacidades y seguros de que la unión hace la fuerza.

Respetuosos con los fallecidos; unidos en el dolor con quienes han perdido a seres queridos; agradecidos al colectivo sanitario que, con compasión y empatía, tan heroico esfuerzo están realizando; comprensivos y solidarios con aquellos cuya actividad laboral está seriamente amenazada…

Las crisis nunca vienen solas: una crisis diplomática puede desembocar en otra militar, incluso en un conflicto armado; a una crisis militar puede seguir otra humanitaria; a una humanitaria, otra cultural. La del COVID-19 no es distinta y ya sabemos que tras la crisis sanitaria se avecina una profunda crisis económica, en la que también tendremos que empeñarnos a fondo.

Será el momento de la generosidad y la renuncia, para salvar a España. Habrá que trabajar más, ajustar salarios y reducir comodidades. ¿Estamos dispuestos a hacerlo? ¿Merece la pena el esfuerzo para recobrar el estado del bienestar? ¿Debe el soldado dar batalla para recuperar el territorio perdido? Seguro que sí.

Queridos amigos: En las crisis siempre aparece lo mejor y lo peor. Lo mejor son los valores de la sociedad española, que debemos elegir bien, cultivar, preservar y transmitir. Pero aún mejor son las virtudes individuales, los sólidos principios morales de las personas que conforman nuestra sociedad. Todos sabemos que cuando falta una guía de actuación, la persona sabe lo que tiene que hacer simplemente recurriendo a sus principios.

Mantengámonos firmes, sigamos luchando, no perdamos la alegría, con ese espíritu teresiano de “la paciencia todo alcanza”. Recuperaremos la normalidad, seguro. Superaremos, con trabajo y sacrificio, las crisis sanitaria y económica. Terminaremos exhaustos -también seguro- por el esfuerzo realizado y la energía consumida, pero mejores como personas y más fuertes como sociedad.

Nos veremos pronto, con más ganas que nunca, en Capitanía General, Gobierno Militar, Cuartel del Bruch o cualquier otro espacio de Barcelona. Volverán los conciertos, las conferencias, las exposiciones, las reuniones, los actos militares. Volveremos a compartir nuestra amistad, volveremos a disfrutar plenamente de la vida, de nuestra bella, grata y dinámica Cataluña, de nuestra querida España.

Hasta entonces, no me queda sino volver a resaltar la importancia de la “voluntad de vencer”, y también recordaros que, con los aragoneses, vuestros históricos vecinos en la Corona de Aragón, los catalanes compartís tesón y perseverancia, en fin, la tenacidad para alcanzar el triunfo, para conquistar el objetivo y, como nuestro maratoniano, para llegar a la meta.

Mucho ánimo, seguid cuidándoos y cuidando a los vuestros.

Un fuerte abrazo a todos,

Fernando Aznar Ladrón de Guevara

Teniente General, Inspector General del Ejército

Representante Institucional de las Fuerzas Armadas en Cataluña

Homenaje del pintor Ferrer-Dalmau; veterano Cazador de Montaña y gran pintor del Ejército Español Augusto Ferrer-Dalmau, que ha efectuado en honor a los Héroes de esta pandemia.

“..no me caben todos los héroes en el boceto, pero que también simboliza a los que no están».

AUTOR: Ferrer Dalmau