La carrera «Cuna de la Legión» se ha consolidado como una de las pruebas más populares del calendario de carreras en España. Esta competencia tiene su origen en la relación entre Ceuta y la Legión Española, que fue fundada en 1920 en la ciudad, y desde entonces ha mantenido un fuerte lazo con el territorio ceutí. Cada año, la carrera no solo es una prueba deportiva de resistencia, sino también un acto de homenaje a la Legión y a sus valores de sacrificio, coraje y lealtad.
Nuestra aventura comenzó el jueves, cuando tanto yo, quien escribe estas líneas, como Jorge nos encontramos en Madrid. Al día siguiente, emprendimos el viaje en coche hacia Algeciras, desde donde tomaríamos un ferry (para mí, fue la primera vez que montaba en barco, y no pude evitar marearme en exceso, lo que hizo el viaje aún más memorable) para llegar a nuestro destino. Nos recibió un clima tremendamente lluvioso, que no dejó de acompañarnos durante toda la tarde, hasta llegar a nuestro alojamiento: un polideportivo con literas militares y casi 500 personas. Esa noche, el lugar se convirtió en una orquesta sinfónica de ronquidos y ventosidades, una experiencia tan curiosa como inolvidable.
Nos encontramos con corredores de toda la península, una muy nutrida representación de unidades militares, y no solo a atletas profesionales, sino también a aficionados al ultrafondo y deportistas locales que se sienten profundamente conectados con la historia de la Legión y de Ceuta. La prueba es una mezcla de corredores de élite, quienes se toman la competición muy en serio, y participantes que buscan superar un desafío personal.
El sábado comenzó la carrera con un día nubloso, pero que no amenazaba lluvia. Al llegar al lugar de la salida, sentí la piel de gallina y los nervios a flor de piel. Esta edición de la carrera fue un éxito rotundo, con más de 6.000 corredores inscritos, un número que sigue creciendo año tras año. Tras una emotiva alocución del Coronel jefe del Tercio, dio comienzo la carrera.
Los primeros 5 kilómetros fueron caóticos, con una gran afluencia de corredores y marchadores que había que ir esquivando para no caerse. Nuestra prueba abarcaba 50 kilómetros de recorrido por los duros y exigentes parajes de Ceuta. Pasamos por montañas, senderos, caminos y áreas urbanas, lo que puso a prueba nuestra resistencia física y psicológica. Encontrándonos con diferentes tipos de terreno, con subidas y bajadas exigentes, y no faltaron algunos tramos técnicos.
Los primeros kilómetros transcurren por el entorno urbano y litoral ceutí, ofreciendo vistas espectaculares del mar de fondo, pero rápidamente nos adentramos en zonas montañosas, con ascensos empinados y tramos de sendero técnico que requieren habilidad. La dificultad residió en gestionar bien el ritmo, ya que las exigencias físicas del recorrido no dan tregua.
Los avituallamientos a lo largo del recorrido se convierten en puntos cruciales para la recuperación. Sin embargo, lo que realmente caracteriza esta prueba es la solidaridad y el compañerismo que se da entre los participantes, que muchas veces se ayudan mutuamente a seguir adelante cuando las fuerzas flaquean.
El final de la carrera tiene lugar en la misma ciudad de Ceuta, y al llegar a la meta, no solo experimentamos una profunda satisfacción personal, sino que también te sientes parte de algo mucho más grande. La Legión Española participa activamente en el evento, y no son pocos los legionarios que, con su imponente presencia, animan a los corredores en la recta final de la prueba, convirtiéndose la meta en un lugar de encuentro donde los corredores, sin importar el tiempo final, comparten un mismo sentimiento de orgullo y sacrificio.
Íñigo Llarena (socio de la SD Navarra)
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE SOLDADOS VETERANOS DE MONTAÑA (AESVM) 