125 AÑOS DE TROPAS DE MONTAÑA EN EL EJÉRCITO

ORIGEN DE LAS UNIDADES MILITARES DE MONTAÑA EN ESPAÑA

Desde tiempo inmemorial, dadas las características de la orografía peninsular, las actividades bélicas que tuvieron lugar en territorio español se vieron siempre notablemente condicionadas por una realidad que, no solo afectaba a la vida y movimientos de las personas, sino también a los medios de transporte y, por supuesto, a la utilización de ciertos tipos de armamento.

Los famosos guerrilleros del caudillo lusitano Viriato (S. II a. C.) fueron un serio obstáculo para las legiones romanas; la forma de lucha de aquellos, valiéndose del conocimiento del terreno y las acciones rápidas y contundentes, demostraron la eficacia de las tropas ligeras en las zonas montañosas.

Años después, se volvió a poner en evidencia la eficacia bélica del dominio de las montañas y la forma de vida que ello comporta. Los sarracenos, acostumbrados a moverse con grandes Unidades y formaciones militares, por las llanuras, encontraron en Roncesvalles a un enemigo temible encaramado en los riscos y las cuevas de los lugares más agrestes.

Lo cierto es que, a lo largo de nuestra historia, la lucha por el sistema de guerrillas -sobre todo en territorio peninsular-  ha sido una constante. La palabra guerrillero se popularizó precisamente en España durante la Guerra de la Independencia.

Con el tiempo y la experiencia adquirida hubo algunos gobernantes que decidieron crear unidades militares irregulares que, con distintas denominaciones y competencias, se configuraron, de hecho, como verdaderas tropas de montaña; pero esas tropas tenían el inconveniente que se extinguían cuando finalizaba el conflicto que había originado su creación. “En 1735, durante el reinado de Felipe V, se creó un regimiento de Miqueletes Catalanes con la denominación de Fusileros de Montaña; en 1762, ocupando el trono Carlos III, se crearon tres batallones de Infantería Ligera, con los nombres de Primero y Segundo de Cataluña y Primero de Aragón, que fueron destinados a la guarda y vigilancia de la frontera pirenaica en Aragón, Cataluña y Navarra, y en tiempos de Carlos IV, 1793, se crearon, con igual organización que los batallones Primero y Segundo de Cataluña, varios batallones que se llamaron Ligeros de Aragón, los que algunos creen fueron el origen de los actuales Cazadores.”

Pero hubo que esperar hasta el año 1899 para que el general D. Camilo GARCÍA DE POLAVIEJA, Ministro de la Guerra, aprobara la creación, en el seno del Ejército Español, de unas unidades específicas de tropas de montaña. En efecto, por Real Decreto de 31 de mayo de 1899, se crearon en el Ejército cinco batallones de montaña, con la denominación genérica de Batallones de Infantería de Montaña. Con esta decisión España no hacía más que seguir el rumbo marcado anteriormente por los ejércitos de Austria, Italia y Francia.

Siguiendo al autor citado, a pie de página hemos podido conocer detalles de interés dimanantes del desarrollo del citado R.D.: “Los batallones de Cazadores, números, 16, 17, 18, 19 y 20  se transforman en Batallones de Montaña tomando respectivamente los números 1º, 2º, 3º, 4º y 5º, y la denominación general de Batallones de Infantería de Montaña, habiendo sido destinados el 1º a las montañas de Navarra, el 2º a las de Ronda, el 3º a Jaca (Aragón), el 4º a la frontera portuguesa, y el 5º a Seo de Urgel (Cataluña), o sea, tres batallones a los Pirineos, en la frontera francesa, uno próximo a Gibraltar y otro a la frontera portuguesa”.

Características especiales de estas Unidades: “Así como los batallones de línea y de Cazadores se componen de cuatro compañías, estos batallones de Montaña constarán de seis compañías, estando afecta a ellas una batería de artillería, una sección de Ingenieros y tropas de Administración Militar”. Según las disposiciones de la época: “El conjunto de estas Unidades dependerá directa y exclusivamente del Ministro de la Guerra”. Cabe anotar, por último, que, siguiendo el criterio de las más veteranas tropas alpinas de Italia, el citado Real Decreto establece que “el reclutamiento decretado en el proyecto es local en su mayor parte, destinándose un tercio de los mozos procedentes también de otras regiones montañosas”.

Terminaremos esta pequeña reseña señalando que, en aquellos tiempos iniciales, el uniforme y el equipo estaban todavía en estudio; sin embargo, el autor, Capitán Luis Valdés, aporta su opinión y dice que, “sería de más utilidad para estas tropas sustituir la manta que en la actualidad llevan nuestros soldados por el “poncho” que usan nuestros serranos”.

En Barcelona, 17 de abril de 2024

Francisco Caballero Leonarte (Socio SD de Barcelona)

NOTA: El texto que aparece en negrita a sido obtenido del libro “Las tropas de montaña en Italia, Francia y España”. Autor: Capitán D. Luís Valdés Belda (1899).

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