(†)NECROLÓGICA: José Antonio Ventura Fanlo

UNA SENSIBLE PÉRDIDA

Por Juan Gual Fournier

Hace breves minutos que nuestro Presidente de Sección, Nacho Beneito, me ha transmitido la dolorosa noticia del fallecimiento de uno de los más significados Socios de nuestra Sección del Cantón Jaca-Sabiñánigo.

Se trata del Socio José Antonio Ventura Fanlo, el cual formaba parte de nuestra Asociación desde  el día 1 de Agosto de 1998, pasando a integrarse en la Sección del Cantón Jaca-Sabiñánigo cuando ésta se creó en 2004.

Desde el principio de ingreso en nuestras filas, nuestro buen amigo y camarada José Antonio se distinguió por su permanente disposición a colaborar en lo que fuera necesario para el desarrollo de todo tipo de actividades, en especial todas las que tuviesen como teatro las comarcas propias de la sección y en especial las desarrolladas en el Valle de Tena.

Esto ocurría a tal extremo que, cuando fue creada la Sección, en vista de su incesante actividad, festivamente, en una de nuestras reuniones le designé como Marqués Virrey del Valle de Tena, lo cual fue celebrado con otra ronda en el restaurante donde habíamos almorzado.

Nuestro buen camarada era conocido por el sobrenombre familiar de “Pindón”, el cual estaba ampliamente difundido, no sólo en Tramacastilla de Tena, lugar de su residencia y de la vivienda familiar, sino en la práctica totalidad del Valle de Tena. Era, por supuesto, generalmente conocido en cualquier rincón del Valle.

Desgraciadamente, nuestro buen amigo estaba aquejado de una enfermedad degenerativa que, suponemos, es la que ha causado su fallecimiento desde hacía un largo período. Pero, a pesar de ella y de las dificultades que padecía para sus desplazamientos, siempre se significó por su actividad y afán de cooperación con nuestra Asociación.Como colofón, no me resisto a contar un hecho del que nuestro buen amigo se sentía, con razón, muy orgulloso. Sería allá por el año 1967, más o menos, en que Pindón y yo coincidimos en el Batallón “Gravelinas” en Sabiñánigo, él como aguerrido Soldado del mismo y yo como Teniente en la misma Unidad, y se dio la circunstancia de que ambos formamos un día parte de la Guardia de Prevención del Acuartelamiento, cuyo edificio en la actualidad pertenece al Ayuntamiento bajo la denominación de “Pirenarium”. En esas circunstancias, durante la noche, tras avisar al 2º Jefe de la Guardia (no recuerdo si era Sargento o Cabo1º) de que me ausentaba, inicié una ronda por los puestos para comprobar si los centinelas se encontraban correctamente y conocían su obligación. Todo fue bien hasta que me aproximé al puesto más alejado del Cuerpo de Guardia. Se trataba de una garita situada en la esquina Nordeste del Acuartelamiento, que daba a las proximidades de la Carretera de Yebra y en cuyo alrededor existía una amplia zona de profunda obscuridad. Esta garita, ignoro la razón, era denominada por la Tropa con el intimidante calificativo de “Garita de la Muerte”. Lo cierto es que al aproximarme a unos veinte metros más o menos, oigo la voz del centinela, quien luego supe se trataba de Pindón, el cual me daba el “Alto” y me pedía el “Santo y Seña”. Para mi desgracia, se me había olvidado el nombre del Santo en cuestión y por más que me esforzaba no lo recordaba. Intenté convencer a nuestro buen amigo y mejor centinela de que efectivamente yo era el Oficial de Guardia, pero, a pesar de mis exhortaciones, se mostró inflexible  y me llegó a parecer que había montado el arma, introduciendo un cartucho en la recámara. De modo que no me quedó otro remedio que decirle que me retiraba y volvería cuando hubiera recordado el “Santo y Seña”, cosa que hice seguidamente y ya pude acceder al puesto tan celosamente guardado por el buen Soldado José Antonio Ventura Fanlo, conocido por el nombre familiar de Pindón, por quien elevaremos nuestras oraciones para el eterno descanso de su alma.